El lunes 28 de abril, alrededor de las 12:30 del mediodía, España y gran parte de la Península Ibérica sufrieron un apagón eléctrico sin precedentes. En cuestión de segundos, la red eléctrica nacional perdió el 60% de su capacidad, lo que provocó un colapso inmediato del sistema y su desconexión de la red eléctrica europea.
Millones de hogares, hospitales, sistemas de transporte, aeropuertos y comercios quedaron temporalmente sin servicio eléctrico. Los sistemas de pago, las comunicaciones móviles y parte del transporte público se vieron interrumpidos durante horas.
Las autoridades han descartado un ciberataque como causa, y apuntan a una súbita caída en la generación eléctrica. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha pedido una investigación a la Comisión Europea y prometió reformas estructurales para reforzar la seguridad energética del país.
Este incidente ha dejado al descubierto la vulnerabilidad del sistema eléctrico ante desequilibrios extremos, y ha reabierto el debate sobre la necesidad de una red más resiliente y diversificada.