Las libertades de las que gozamos en California están bajo ataque y no nos vamos a quedar de brazos cruzados. Ya hemos hecho frente a este desafío antes y sabemos cómo responder”.

Esa fue la primera reacción del gobernador californiano Gavin Newson al conocerse el triunfo de Donald Trump en las elecciones presidenciales del 5 de noviembre.

Apenas habían pasado 48 horas, y el demócrata no solo hizo esa advertencia, sino que dio el primer paso para empezar a convertir a California en un estado lo más “a prueba de Trump” posible, para blindar sus políticas antes de que inicie el segundo mandato del republicano.

Convocó así una sesión extraordinaria en el Congreso estatal para el 2 de diciembre, poco más de mes y medio antes de que Trump asuma el cargo.

El objetivo: discutir opciones y aumentar los fondos para potenciales litigios con la nueva administración en cuestiones como la protección a los inmigrantes, los derechos reproductivos y LGBTQ+, o la lucha contra el cambio climático.

La respuesta del presidente electo no se hizo esperar. Usando su apodo favorito para el gobernador, Newscum —un juego de palabras con su apellido y “escoria” en inglés—, y haciendo un guiño a su propio lema de campaña, lo acusó de entorpecer “todas las grandes cosas que se pueden hacer para que California vuelva a ser grande”.

La avanzada de California

Los líderes de este estado del suroeste del país llevan años presentándolo como un baluarte contra el extremismo de derecha, y Newsom en particular se ha posicionado a nivel nacional como uno de los críticos más acérrimos de Trump.

Hay quien señala que en realidad está allanando su camino hacia la candidatura demócrata para la presidencia de 2028.

Aunque si hay alguna entidad que pueda ser el contrapeso de una “trifecta de poder” republicana —como en la jerga política de Washington se denomina al escenario en el que el partido del presidente también controla ambas cámaras del Congreso–, esa es California.

No solo porque, con sus casi 39 millones de habitantes, es el estado más poblado del país.

También debido al tamaño de su economía —se calcula que si fuera una nación, sería la quinta economía del mundo—, que puede sacudir mercados y tiene así la capacidad de influir en la política nacional.

F: BBC.NEWS.mundo

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