Pero un año después, Nayib Bukele se convirtió en presidente de El Salvador con un discurso conservador, antisistema y de mano dura contra la delincuencia que logró atraer a las masas en el que entonces era uno de los países más violentos del continente.

Su éxito sorprendía en una región donde, con la llamada «marea rosa», la izquierda había dominado por más de dos décadas gran parte de la política.

Cuatro años después, el libertario Javier Milei se hizo con la presidencia de Argentina con un discurso similar en muchos aspectos al de Bukele.

En su nueva obra, «Contra la amenaza fantasma: la derecha radical latinoamericana y la reinvención de un enemigo común», el autor analiza los movimientos de derecha latinoamericanos poniendo énfasis en sus factores comunes, pero también en sus diferencias y en la posibilidad de que una «marea derechista» atraviese la región.

El voto por la derecha radical ha aumentado progresivamente en América Latina en los últimos años, ¿a qué se debe?

Hay componentes externos, como el Foro Madrid, a través del cual Vox (el partido español de ultraderecha) influye en partidos de derecha de Latinoamérica.

También han influido los grupos evangélicos neopentecostales que tienen una estructura internacional.

Pero hay incentivos propios de América Latina.

Durante los primeros 15 años de este siglo, la izquierda latinoamericana tuvo el mayor auge electoral de la historia. Esto no pasó ni en Estados Unidos ni en Europa.

Pero, paradójicamente, ese éxito sin precedentes hizo que el sentimiento anticomunista se volviera más fuerte.

Algunos gobiernos de izquierda, como los de Venezuela y Nicaragua, generaron una sensación de amenaza, porque se tornaron autoritarios y pusieron en duda los derechos de propiedad y de vigencia del contrato.

Para la derecha radical, sin embargo, los gobiernos de izquierda más moderados son igual de problemáticos porque son liberales en materia social. Aprueban el matrimonio igualitario, la adopción monoparental, etc.

Otro tema que ayuda a la derecha radical es que América Latina es la región del mundo con la mayor tasa de homicidios, que además sigue en aumento. El caso más obvio recientemente ha sido Ecuador.

La delincuencia y, en particular, la tasa de homicidios fortalecen discursos de mano dura como el de Bukele, un discurso que suele asociarse a la derecha radical.

Hablas de la marea rosa que vimos hace más de una década en América Latina, ¿qué potencial tiene la derecha radical latinoamericana de dominar la región de esa manera?

La derecha radical tiene una gran ventaja porque es una fuerza política disruptiva y se puede decir que va contra el estatus.

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