Irán lanzó el 1 de octubre un ataque con decenas de misiles contra Israel en respuesta a las recientes acciones de las fuerzas israelíes en Líbano, Gaza y otros lugares.
El ejército israelí ha bombardeado en los últimos días Beirut y otros puntos del país vecino, y sus ataques acabaron con la vida de Hassan Nasrallah y otros altos dirigentes del partido-milicia Hezbolá, aliado de Irán.
Al mismo tiempo, el ejército israelí comenzó una invasión terrestre «limitada» en suelo libanés.
La ofensiva israelí contra Hezbolá en Líbano se suma a la intervención militar en curso desde el pasado octubre contra Hamás, la organización armada palestina que perpetró los ataques del 7 de octubre que dejaron cerca de 1.200 muertos en el norte de Israel y en los que secuestró a más de 250 personas.
El ataque iraní de la semana pasada ha agravado el temor a una guerra abierta en Medio Oriente. Estados Unidos y Reino Unido reiteraron sus llamados a un alto el fuego que permita relajar la tensión.
Pero por ahora hay pocos motivos para la esperanza, y tanto Israel como Irán intercambian mensajes de advertencia.
Estos últimos acontecimientos son el último episodio de una vieja enemistad.
Israel e Irán llevan años enzarzados en una rivalidad sangrienta cuya intensidad fluctúa en función del momento geopolítico. Su pulso se ha convertido en una de las principales fuentes de inestabilidad en Medio Oriente.
Para Teherán, Israel es el “pequeño Satán”, aliado en Medio Oriente de Estados Unidos, al que llaman el “gran Satán”.
Israel acusa a Irán de financiar a grupos “terroristas” y de perpetrar ataques contra sus intereses movido por el antisemitismo de los ayatolás.
La rivalidad entre los “archienemigos” ha dejado una enorme cantidad de muertos, a menudo resultado de acciones encubiertas en las que ninguno de los gobiernos admite su responsabilidad.
La guerra en Gaza y Líbano no ha hecho sino empeorar las cosas.
Cómo empezó la rivalidad entre Israel e Irán
De hecho, aunque se opuso al plan para la partición de Palestina que desembocó en la creación del Estado de Israel en 1948, Irán fue el segundo país islámico en reconocerlo, solo después de Egipto.
Entonces Irán era una monarquía en la que reinaban los shas de la dinastía Pahlaví y uno de los principales aliados de Estados Unidos en Medio Oriente. Por ello, el fundador de Israel y su primer jefe de gobierno, David Ben-Gurion, buscó y consiguió la amistad iraní como forma de contrarrestar el rechazo al nuevo Estado judío de sus vecinos árabes.
Pero en 1979 la Revolución de Ruhollah Jomeini derrocó al sha e impuso una república islámica que se presentaba como la defensora de los oprimidos y tenía en el rechazo al “imperialismo” de Estados Unidos y a su aliado Israel una de sus principales señas de identidad.
F: BBC NEWS mundo
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