En Argentina, los cardiólogos denuncian “el estado de emergencia” en la especialidad y advierten que el sector atraviesa una “tormenta perfecta”, que atribuyen a “la combinación de honorarios profesionales prácticamente inexistentes por el deterioro inflacionario y el aumento exponencial de los costos para la práctica médica, como así también de los insumos”.
Así se expresaron los miembros del Colegio Argentino de Cardiólogos Intervencionistas (CACI) en un comunicado del 27 de agosto, día en el que iniciaron una suspensión por 48 horas de las angioplastias y la colocación de stents programados. Con reclamos similares que se remontan a mayo y a una semana de la medida de fuerza y pese a llegar con su voz a algunos sectores financieros, el reclamo sigue vigente.
El presidente del CACI, Juan José Fernández, dijo a CNN que estos problemas empezaron luego de la pandemia, cuando los insumos comenzaron a escasear y a encarecerse. “Hoy los productos biomédicos aparecieron a un costo de un 800% más alto que hace un año y los productos farmacológicos aumentaron un 1.500%”, expresó.
Tomamos la determinación de generar una medida de fuerza que la llamamos ‘apagón de monitores’ y se trató de un hecho más simbólico que de un paro verdadero, ya que todos permanecimos en los ámbitos de las urgencias y emergencias. Entonces, lo único que no se trabajó en ese momento fueron pacientes programados”, explicó Fernández.
El valor del trabajo de los cardiólogos intervencionistas es otro punto de inflexión en su reclamo. Consultado por CNN, el cirujano cardiovascular y jefe de cirugía de Hospital Fernández, Fernando Cichero, entiende que “el principal problema es la desvalorización del acto médico”. Al respecto, es taxativo cuando habla de los haberes percibidos por los profesionales: “Los honorarios que los cardiólogos cobran por su práctica, independientemente de la tecnología que se tenga que utilizar, oscilan entre los 75.000 a los 120.000 pesos argentinos (US$ 79 a US$ 125, según el cambio oficial) y el cobro es a los dos meses de haber hecho la intervención”.
En la misma línea, Fernández califica como “vergonzoso” el precio de la consulta que pagan a los profesionales las obras sociales y seguros médicos privados, conocidos como prepagas: “El valor de nuestra consulta oscila entre los 6.000 y 10.000 pesos argentinos (US$ 6 a US$ 11), lo que hace muy difícil afrontar el trabajo con tan bajos honorarios”.
Las angioplastias y colocaciones de stents se realizan en todos los ámbitos de la salud: hospitales públicos de la Ciudad de Buenos Aires, sanatorios provinciales y clínicas privadas. Además, las obras sociales y la medicina prepaga cubren estas cirugías, aunque el porcentaje de cobertura varía según la prestación médica. Al respecto, el Doctor Cichero marca una diferencia entre el sector público y privado en lo que respecta a los haberes: en el primero, los profesionales cobran un sueldo fijo, mientras que en el segundo se perciben honorarios por realizar la práctica.
Cichero destacó que el 85% de los insumos que se utilizan en Argentina, no solo para cardiología intervencionista, sino para cualquier especialidad de alta complejidad, es importado y se maneja en dólares o euros. “En la actividad privada, para colocar un marcapasos me pagan 90.000 pesos argentinos a los 60 días (US$ 94), mientras que un marcapaso cuesta US$ 5.000”, sentencia.
CNN se comunicó con la Secretaría de Salud de la Nación, cuyos portavoces respondieron a través de un mensaje escrito: “El Gobierno Nacional viene impulsando el reordenamiento del sistema de salud tanto en el sector público como en el sector privado, a través de desregulaciones que permitieron una mayor libertad para competir, con el objetivo de lograr mayor capacidad de financiamiento y que mejoren la calidad de las prestaciones en beneficio de los usuarios”.
Por otro lado, la Secretaría de Salud agregó: “En este caso particular, el Colegio de Cardiólogos impulsa una negociación con los prestadores y financiadores para mejorar el valor de sus intervenciones, y debe resolverse en un marco de responsabilidad para no generar confusión y angustia en los pacientes. En lo que respecta al sector público en los hospitales nacionales, las intervenciones se están realizando con normalidad”.
Desde el punto de vista empresarial, una fuente del sistema privado de salud argumentó que “el paro fue una medida acatada muy parcialmente. Hubo muchos lugares donde no se sintió esa medida y se trabajó normalmente”. Por otro lado, afirmó que actualmente “no existen dificultades para el ingreso de los insumos médicos como las hubo en el último trimestre del año pasado”.
“En cuanto a los honorarios de los profesionales, el sistema reconoce que hay un atraso, y esto se debe a que los egresos de las empresas son cada vez más altos que los ingresos. Hay aumentos por encima de la inflación de algunos insumos médicos, especialmente de medicamentos. En este contexto, se hace muy dificultoso trasladar aumentos a los honorarios de los profesionales, argumentó la fuente.
“Hay que cuidar a los que cuidan”, sentencia Cichero, quien advierte que “sí es posible reprogramar lo que estaba programado, pero esta situación no puede estar cronificada”. En tal sentido, el comunicado del CACI afirma que los médicos, con sus prácticas, cada año en la Argentina se salvan 200.000 vidas aproximadamente”, y que de persistir la actual situación su actividad “literalmente desaparecerá”.
Por otro lado, el CACI describe que, “si bien existen tratamientos alternativos para los pacientes en esta situación”, estas son drogas muy costosas, menos efectivas y aún no se implementaron en los centros asistenciales.
Como elemento positivo, Fernández destacó que el reclamo “nos abrió puertas de diálogos a distintos financiadores que hasta el momento no teníamos, tanto de organismos nacionales como provinciales y municipales”.
F: CNN
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