Este año se cumplen cinco décadas desde que un equipo de científicos intentó predecir el fenómeno climático.
El fenómeno de El Niño es un evento climático que ocurre de cada dos a siete años, y tiene profundos efectos en el clima mundial, pues trae consigo un aumento de las temperaturas del mar y oscilaciones en las corrientes oceánicas y de viento.
Este fenómeno climático tiene miles de años de incidencia, pero investigadores del Instituto Meteorológico Nacional afirman que hay registros desde el año 1726. Sin embargo, durante siglos fue impredecible y ya que El Niño no tiene un ciclo definido, cuando aparecía afectaba gravemente a la pesca y la navegación en las costas del océano Pacífico.
Así fue como predecir la llegada del fenómeno de El Niño se volvió una necesidad tan importante para tomar medidas para proteger la producción y prevenir indundaciones o sequías en las localidades que más eran afectadas. Pero la primera vez que un grupo de científicos intentó predecir este acontecimiento no acertó.
La primera predicción incorrecta del fenómeno de El Niño
En 1974, Bill Quinn de la Universidad Estatal de Oregón y Klaus Wyrtki de la Universidad de Hawái hicieron el primer intento de predecir el fenómeno de El Niño, motivados por El Niño de 1972-73 que afectó a la pesca de anchoveta peruana y repercutió en la economía global.
Habiéndose dado cuenta de la gravedad de sus consecuencias, los investigadores se juntaron para crear un sistema de predicción confiable que pudiera anticipar la llegada del fenómeno de El Niño, con el suficiente tiempo para tomar medidas de prevención.
No obstante, al no contar con sistemas de observación en el océano y otras tecnologías que existen actualmente, el trabajo de predicción tuvo que hacerse midiendo la fuerza de los vientos.
Klaus Wyrtki tenía la teoría de que si los vientos alisios en el Pacífico central soplaban más fuertes de lo normal durante uno o dos años, eso prepararía el escenario para un El Niño posterior cuando los alisios eventualmente se debilitaran. Con esa teoría, Bill Quinn consideró que la señal del inicio de El Niño sería un SOI que fue alto durante un año o más y comenzó a caer rápidamente.
Al repetirse esas condiciones en 1974, alertaron de un próximo evento del fenómeno de El Niño en 1975. Para comprobar la veracidad de la predicción, dos cruceros cargados de científicos acudieron a las islas Galápagos a documentar las condiciones climáticas.
Aunque descubrieron temperaturas oceánicas anormales, poco después volvieron a la normalidad, acabando con la hipótesis de que sea el fenómeno de El Niño. Lo que habían encontrado era una corriente de vientos cálidos del oeste.
A pesar de que la investigación científica no culminó con una predicción exitosa, sí abrió el camino para predicciones certeras que durante décadas han ayudado a prevenir los efectos del fenómeno de El Niño. Y mientras avance la tecnología, también seguirá avanzando la eficacia de los modelos climáticos.
F. El Universo
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