Sarah McBride conoce bien lo que supone «ser la primera».
De 34 años, esta política demócrata nacida en Delaware es la única mujer trans en la historia que ha ganado un escaño para la Cámara de Representantes de EE.UU.
Luego de una reñida campaña contra el republicano James Whalen III, un expolicía, McBride resultó vencedora en las elecciones del pasado 5 de noviembre y se dispone a tomar posesión de su nuevo cargo en enero.
Pero antes de eso, también fue la primera persona trans en ser senadora en la legislatura de su estado natal. Y, además, fue la primera mujer trans en hablar en una convención nacional del Partido Demócrata, durante la candidatura presidencial de Hillary Clinton en 2016.
Esta noche es un testimonio de que Delaware es un estado imparcial donde los votantes juzgan a los candidatos en función de sus ideas y no de sus identidades», dijo la noche de los comicios generales, tras proyectarse como ganadora.
Muchos republicanos, incluyendo al presidente electo, Donald Trump, hicieron campaña expresándose en contra de la comunidad trans y prometiendo, entre otras cosas, prohibir su participación en las categorías deportivas del género con el que se identifican.
Y, en días recientes, algunos legisladores que serán compañeros de McBride se han movido para proponer y aprobar medidas que le impiden a ella y a otras personas trans usar los baños de mujeres del Congreso.
Los republicanos aseguran que buscan proteger la privacidad de las mujeres.
McBride catalogó la decisión como una «distracción» que acatará porque, comentó, no fue al Congreso «a pelear por los baños».
En efecto, la representante electa no se centró en su identidad de género durante la contienda al Congreso, sino que expuso causas que afectan directamente a los ciudadanos estadounidenses.
Entre sus prioridades estuvieron la lucha por los derechos reproductivos, el acceso a la salud y un mejor pago durante las bajas por enfermedad.
Durante su tiempo como senadora en Delaware, McBride impulsó medidas de corte social, parecidas a las que propuso en su campaña.
Entre ellas, leyes para proteger a los menores del abuso, estatutos contra la discriminación y la expansión de los servicios de salud.
McBride comenzó en la política en 2006, cuando trabajó en la campaña del difunto hijo de Joe Biden, Beau, para fiscal general de Delaware.
Se le atribuye haber ayudado a dar forma al apoyo que el presidente Biden ofreció más tarde a los derechos LGBTQ.
El mandatario estadounidense fue quien escribió el prólogo de las memorias de la legisladora, publicadas en 2018 bajo el título Tomorrow Will Be Different.
Nacida y criada en Wilmington, McBride se declaró una persona trans a los 21 años en el periódico estudiantil de su universidad y en una publicación de Facebook que se volvió viral.
Su esposo, Andrew Cray, un hombre transgénero y compañero activista, murió de cáncer en 2014 días después de su matrimonio.
Su trabajo más reciente fue ser la secretaria de prensa de Human Rights Campaign, el grupo de defensa de derechos LGBTQ más grande de EE.UU.
Antes de su elección, le dijo a la agencia de noticias Reuters que quería que la atención se centrara en los problemas que se esforzaría por cambiar, en lugar de la naturaleza histórica de su candidatura.
«Siempre que eres la primera, a menudo tienes que intentar ser la mejor versión de ti misma», dijo, reconociendo las «responsabilidades adicionales» que siente que tiene.
«Pero ninguna de ellas importa si no cumplo con la responsabilidad de ser la mejor miembro del Congreso que pueda ser para Delaware».
F: BBC.NEWS.mundo
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