Emgirs debe expropiar un terreno que pertenece a DuraGas, empresa privada que advierte que enterrar la basura en este espacio representa un riesgo para el ambiente y la seguridad, por la mezcla de gases.

La vida útil del relleno sanitario de El Inga, a donde llegan las 2.200 toneladas de basura que a diario genera Quito, tiene los meses contados.

Según la Empresa Metropolitana de Gestión de Residuos Sólidos (Emgirs), el relleno puede extender su operatividad hasta el 2024, siempre y cuando se realicen dos acciones: la construcción de una celda emergente, que permite dar tiempo, para que se abra un nuevo y último cubeto en el Inga. Después de eso, Emgirs debe buscar otro espacio para depositar la basura.

La celda emergente 12 aún no existe. Su construcción tomaría cuatro meses. Mientras que las áreas aprovechables del relleno (espacios que se abren para seguir depositando basura) servirían solo hasta junio de 2023, según Maricruz Hernández, gerente general de Emgirs, en una entrevista en diciembre de 2022.

Actualmente, Hernández dice que los espacios aprovechables tienen un poco más de seis meses, pero que lo óptimo no es seguir presionando el relleno, sino tener la celda que le daría “un respiro”. La no construcción está atada a un problema legal con una empresa vecina del relleno: DuraGas.

Deja una respuesta